El Ateísmo En La Humanidad

EVIDENCIAS DE APRENDIZAJE

° Reconoce los conceptos básicos sobre ateísmo

° Aporta críticamente su posición frente a sus creencias religiosas

° Comprende que el respeto por las creencias sobre el origen del hombre es de libre decisión y respetable para la sana convivencia

 

 

 

 

CONTENIDO

CONCEPTOS

1. Definición de ateísmo:

El ateísmo implica la negación respecto de la existencia de Dios, aunque, de todas maneras, en un sentido más amplio del término el ateísmo también supone la no creencia en cualquier tipo de deidad o ser sobrenatural.

Negación de la existencia de Dios
Frente a las creencias de diversas religiones respecto que hay un Dios superior que ha creado todo cuanto existe en este planeta, inclusive al hombre mismo, hay tres actitudes factibles: la creencia por supuesto, que es aquella que asume el creyente, la del agnóstico que no sabe a ciencia cierta si existe ese dios o no, y la del ateo que niega rotundamente su existencia.

Manifestaciones típicas del ateo
Generalmente el ateo se declara como tal desde el punto de vista intelectual, es decir, considera que no existen razones concretas ni pruebas que le demuestren que Dios existe y entonces no cree en absoluto en su existencia.

El ateo puede manifestarse de dos formas, mostrándose absolutamente combativo y negativo cada vez que se le mencione la existencia de Dios; o por el contrario, ostentar una actitud pasiva por la cual demuestra una absoluta indiferencia, en este caso podemos decir que el ateo se acerca a la postura que presenta el agnóstico.

Para explicar la realidad y la vida el ateo recurre a la razón y a la intelectualidad que lo caracteriza ya que todo para él puede explicarse por la vía racional y científica.

Orígenes del concepto
El término ateísmo tiene su origen en el vocablo griego ateos que significa sin dios y la palabra ateo, tal como se denomina al individuo que niega la existencia de Dios, fue usada por primera vez en la Antigua Roma para denominar a aquellos hombres que no creían en los dioses del panteón romano, en particular a los cristianos.

El término comienza a usarse con mayor fuerza en el siglo XVI, en tanto, será a partir del movimiento de la Iluminación que cobrará mayor relevancia mundial.

Como consecuencia directa de la proliferación de las religiones en el mundo entero, el término ateísmo comenzó a aplicarse para todos los dioses y entonces se decidió que el uso del término se aplique a todos aquellos que no creen en ningún dios. En la actualidad ya no llamamos ateo a quien no cree en un dios y sí en otro, sino que lo empleamos para denominar a aquel que no cree en ninguno.

Clases de ateísmo
Se han propuesto dos tipos de ateísmo, el ateísmo fuerte o positivo y el ateísmo débil o negativo. El primero se caracteriza por una negación categórica de la existencia de cualquier dios, en tanto, al segundo se lo considera el más próximo al concepto de agnosticismo, porque no implica la afirmación de la inexistencia de dioses sino que refiere la ausencia de creencias en éstos.

Cabe destacar, que el agnosticismo es una postura filosófica o personal que considera inaccesible para los seres humanos el conocimiento de lo divino o de cualquier realidad o ser que trascienda los límites de lo experimentable.

En tanto, el concepto que directamente se opone al de ateísmo es el de teísmo, el cual es entendido como la creencia en deidades, o en su defecto, la creencia en un creador del universo que por tanto está comprometido en su mantenimiento, en su gobierno y dirección.

A lo largo de la historia y por supuesto dependiendo de los contextos políticos religiosos imperantes, los ateos, fueron especialmente perseguidos y en muchos casos severamente castigados por sostener la filosofía del ateísmo.

En la actualidad no existe este tipo de acción combativa contra el ateísmo. El mundo ha cambiado, ha evolucionado, especialmente la cultura occidental, y hoy son absolutamente respetables las diversas posturas frente a Dios, conviviendo todas de manera armónica y sin que una enfrente a la otra o viceversa.

La tolerancia es un valor que en nuestros días prevalece ante estas creencias divergentes y si bien pude suceder que en alguna cultura el ateo sea visto como un personaje sospechoso y marginal no es de ninguna manera la postura que prevalece hoy.

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2. Definición de Milagro

Se llama comúnmente milagro a aquel hecho que no puede explicarse a través de las leyes naturales y por eso es que se lo atribuye a una intervención sobrenatural o divina y que normalmente trae o produce algo extraordinario y maravilloso, algo que se venía esperando o pidiendo con gran ansia y deseo.

Hecho que no puede explicarse fácticamente y que genera algo extraordinario
En tanto, dependiendo de las creencias religiosas el concepto puede variar.

El milagro según la religión cristiana
Para la Religión Cristiana un milagro es un hecho natural a través del cual Dios le está manifestando su amor a todas las personas. Los teólogos cristianos consideran que no es necesario buscar las evidencias de los milagros para certificar que Dios existe realmente, aunque claro, las mismas ciertamente lo probarían. Los católicos justamente entonces entienden al milagro como ese hecho increíble que finalmente se sucedió, que no tiene explicación científica y como tal se lo acepta.

Es como un dogma de fe, el fiel, el creyente lo acepta, lo celebra, lo respeta y obviamente lo cree más allá que no pueda explicarse su origen de manera fáctica.

La mayoría de los milagros relacionados a la religión cristiana aparecen contenidos y detallados en la Biblia. A Jesús, durante su paso por la tierra se le atribuyen infinidad de ellos.
Uno de los más populares resulta ser aquel en el que es capaz de multiplicar unos pocos panes y peces ante la incrédula y asombrosa mirada de quienes lo acompañaban cuando lo hizo posible, y a partir de ellos terminaron comiendo unas miles de personas.

También se destacan los milagros de curación de enfermos que realizó.

En el caso que el milagro sea efectuado no por Dios sino por una persona, normalmente un religioso, que ya ha fallecido, el Vaticano puede autorizar que el mismo sea santificado, beatificado y canonizado.

La mirada ateísta
Por el contrario, el ateísmo rechaza de plano estos sucesos, considera que hablar de la existencia de milagros implica la falta de sentido común en aquellos que los afirman. De acuerdo al ateísmo, entonces, los milagros son hechos que no responden a una intervención divina o sobrenatural sino hechos que escapan a la comprensión de los seres humanos, ya sea por falta de información o de conocimientos.

Y a instancias de la ciencia, respecto de los milagros, la misma se limita a sostener que la intervención de una entidad sobrenatural en el mundo físico no puede jamás ser estudiada a partir del método científico, ya que jamás un experimento podría comprobar o no la existencia de Dios.

Así como ha habido evolución en todo, también lo ha habido en lo concerniente a la concepción de los milagros, es decir, antiguamente, los hombres, apreciaban determinados fenómenos o elementos, tales como la luna, el sol, las estrellas, los eclipses, entre otros, y creían que eran el producto de un milagro, generalmente atribuido a los dioses, pero claro, la ciencia comenzó a avanzar y empezó a darle respuesta a muchas cuestiones, como por ejemplo a estos satélites y fenómenos y se descubrió que no eran milagros.

Ahora bien, más allá de esto que es una realidad, en la actualidad, es posible encontrase con fenómenos sin explicación, como por ejemplo cuando una persona que está gravemente enferma y tiene un pronóstico negativo, de pronto se recupera y sana, o como cuando una imagen de un santo llora, por citar algunos ejemplos corrientes que solemos escuchar o apreciar.

Suceso extraordinario que pasa en la vida cotidiana
En el lenguaje corriente cuando alguien habla de un milagro no necesariamente puede estar refiriéndose a un hecho de intervención divina, sino a un suceso extraordinario o maravilloso que tuvo lugar, que sucedió. “Nuestro equipo perdía por goleada y en el último minuto hicimos cinco goles, un milagro”.
Normalmente este sentido se utiliza en casos como el expuesto, cuando el estado de cosas se presenta adverso y de pronto, de un momento a otro, la situación cambia favorablemente generando un resultado positivo.

Y también hay una frase popular que contiene a la palabra y que usamos mucho cuando queremos indicar que algo pasó por casualidad o por poco: de milagro.

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3. ¿Quién fue el primer ateo de la historia?

Se llegó a un escepticismo en la mentalidad popular y a finales del siglo VI a. C. se produce el nacimiento del «pensamiento racional» (rival de la mitología y la religión). Diágoras de Melos (siglo V a. C.) es conocido como el primer ateo.

4. Significado del ateísmo en filosofía:

El ateísmo nació en la antigua Grecia. Los materialistas Demócrito y Epicuro, y más tarde el filósofo romano Lucrecio Caro, negaban la existencia de algo sobrenatural, y enseñaban que en el mundo no hay nada fuera de la materia, que existe eternamente y se compone de átomos.

5. Etimología de la palabra "ateo":

 El término ateo se aplica a las personas que niegan la existencia de Dios. En cuanto a su origen etimológico, la palabra ateo es de origen latín ateus, y este del griego atheos, formado por el prefijo sin- y theos que significa “Dios”. En consecuencia, la palabra ateos es “sin Dios”.

6. Los seis tipos de ateos que existen:

 

Dos investigadores de la Universidad de Tennessee descubrieron que entre los ateos y agnósticos hay desde activistas antirreligiosos hasta no creyentes que, sin embargo, cumplen ciertos ritos religiosos.

“La idea principal es que la comunidad no creyente es ontológicamente diversa”, escribieron los doctorandos Christopher Silver y Thomas Coleman.

“Estas categorías son un primer acercamiento al tema”, le dijo Silver al sitio Raw Story. “En 30 años podría haber una clasificación de 32 tipos”, agregó.

Silver y Coleman establecieron sus seis categorías de no creyentes después de entrevistar a 59 personas.

1) Ateo/agnóstico intelectual

Este tipo de no creyente busca información y estimulación intelectual sobre el ateísmo. Les gusta debatir y argumentar, sobre todo en sitios populares de Internet.

Suelen ser versados en libros y artículos sobre religión y ateísmo y tienden a citar estas obras con frecuencia.

2) Activista

A esta clase de ateos y agnósticos no les basta con no creer en Dios; quieren decirle al resto por qué rechazan la religión y por qué creen que la sociedad estaría mucho mejor si todos siguiéramos su ejemplo.

Tienden a pronunciarse sobre causas políticas como los derechos de los homosexuales, el feminismo, el medio ambiente y la protección animal.

3) Agnóstico buscador

Este grupo está conformado por personas que no dudan de la existencia de Dios pero tienen una mente abierta y reconocen los límites del conocimiento y la experiencia de los seres humanos.

Silver y Coleman sostienen que el grupo está formado por personas que suelen cuestionar sus propias creencias y que “no mantienen una posición ideológica firme”.

Esto no significa que estén confundidos, dicen los investigadores, sino que tienden a abrazar la incertidumbre.

4) Antiteísta

Este grupo manifiesta su oposición a la religión y a las creencias religiosas, generalmente posicionándose como “diametralmente opuestos a la ideología religiosa”, explican Silver y Coleman.

“Los antiteístas observan la religión como ignorancia y creen que cualquier individuo o institución asociada a ella es retrógrado o perjudicial para la sociedad”, escribieron los investigadores. “El antiteísta tiene un entendimiento claro (y en su visión, superior) de las limitaciones y el peligro de las religiones”, agregan.

Estas personas son francas, fieles y, en ocasiones, beligerantes sobre su posición. Creen que “las evidentes falacias de la religión deberían ser abordadas agresivamente”.

5) No teísta

El grupo más pequeño de estos seis es el de los no teístas, personas que no se involucran ni con la religión ni con la antirreligión.

Puede tratarse en algunos casos de apatía o desinterés.

“Un no teísta no se preocupa por la religión”, dicen los autores. “La religión no juega ningún papel en su conciencia o cosmovisión y no tiene ningún interés en el movimiento ateísta o agnóstico”, añaden.

“Sencillamente no creen y su falta de fe se traduce en una ausencia de la religión en cualquiera de sus formas”, explican Silver y Coleman.

6) Ateo ritual

No creen en Dios, no se involucran con la religión y suelen pensar que no hay vida después de la muerte, pero esta clase de no creyentes adhiere a las enseñanzas de algunas tradiciones religiosas.

“Las entienden más como enseñanzas religiosas sobre cómo vivir y alcanzar la felicidad que como un camino a la liberación trascendente”, escribieron. “Por ejemplo, estos individuos pueden participar en ritos específicos, ceremonias, oportunidades musicales, meditación, clases de yoga o festividades”, indican.

Para varios de estos no creyentes, su participación en estos ritos puede explicarse en tradiciones familiares. Para otros, se trata de una conexión personal con el “profundo simbolismo” inherente a los ritos, creencias o ceremonias religiosas, aseguran los investigadores.